El acto se llevó a cabo en nuestra Parroquia de Santa Ana con la presencia del Obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez, Monseñor, José Rico Pavéz, nuestro Párroco, Diego González, el Alcalde de Algodonales, Ángel Acuña y una importante afluencia de público, donde su restauradora, Paz Barbero, explicó a los presentes el proceso de restauración llevado a cabo en la monumental escultura de la Virgen del Rosario (Patrona de Algodonales).
Paz Barbero, desgranó el proceso de restauración de esta obra monumental, que llegó a sus manos "en un estado crítico".
La Patrona de Algodonales, es una pieza de 1784 de Cristóbal Ramos. Una escultura monumental que tiene la particularidad de que no es de madera, es de telas encoladas, de pasta de cartón y yeso. Está construida internamente por una estructura de un vástago de madera central y palos que hacen de armazón y de ánima para luego ir construyendo ese ropaje.
Una escultura ligera, muy delicada, por la dificultad que conlleva que esté hueca, y es frágil por sus paredes tan finas", explica Paz.
La finalidad es conservar la obra, parar su deterioro y dotarla de una armonía en cada uno de los elementos, que haya una lectura y que fluya esa visión serena que te traslada lo más cercano posible a la intencionalidad del autor, pero sin eliminar la huella del paso del tiempo que va dejando sobre esos materiales que lo que hacen es darle carácter y valor artístico a la obra.
Destaca la restauradora que la obra tenía mucha diversidad de colorido entre el oro y los dorados que estaban ocultos por purpurinas; el manto, que estaba cubierto por diversas capas de repintes y de repolicromías, así como las encarnaduras. Un proceso de ir destapando y retirando todo eso pues lo que hay que conseguir es que haya una unidad.
La autora cuenta que el estado de conservación real de la obra "se mantenía oculto bajo una gruesa capa de repolicromías, repintes y suciedad general. La policromía presentaba una tonalidad apagada y mate, muy alejada de la intención original del autor, y había sido objeto de intervenciones reparadoras poco acertadas y de baja calidad que habían descompuesto los estofados, característicos de la técnica de alto virtuosismo empleada por el gran escultor Cristóbal Ramos".
Tras retirar los diferentes estratos de repolicromías y elementos ajenos a la escultura, se pudo valorar el nivel de policromía original del siglo XVIII.
En general, su estado era muy inestable en algunas áreas, principalmente en los pliegues de las vestimentas, en las zonas donde la ráfaga hace su entrada (nube y hombros) y en la espalda de la Virgen.
En la observación minuciosa de la escultura se han identificado más de cien orificios distribuidos por toda su superficie. Tras un análisis detallado se ha concluido que estos orificios fueron producidos por los alfileres que sujetaban la vestimenta superpuesta que se colocaba a la escultura en determinadas ocasiones. Este tipo de práctica era común en la época en que se realizó la escultura, y aunque los alfileres utilizados eran de pequeñas dimensiones, su uso continuado a lo largo del tiempo había dejado una marca visible en la superficie de la obra. Si bien estos orificios no representaban una amenaza directa para la integridad de la escultura, se han considerado en el proceso de conservación y restauración para garantizar la preservación de la obra en su estado original.